EL PLOMO

La primera persona que se dió cuenta de la incidencia del plomo en los tiradores y cazadores fue: F. William Sunderman.

Médico e investigador científico. Desarrolló el primer método para medir la glucosa en la sangre, fue el pionero en el uso de insulina entre los enfermos con diabetes y desarrolló antídotos para luchar contra gases tóxicos y venenosos.

En su autografía, A time to remember, publicada en 1988, escribió que lo primero que descubrió fue el gran número de casos de envenenamiento por plomo que hay entre los agentes de policía: Sunderman demostró que, cuando disparaban en los campos y galerías de tiro, las balas perdían peso antes de llegar a su objetivo. La diferencia se metía en los pulmones de los policías e impregnaba sus ropas y la piel.

El plomo se va acumulando en el cuerpo e inhibe las enzimas básicas necesarias para la producción de sangre, de modo que el primer síntoma sea la anemia que se manifiesta por dolores de cabeza, fatiga, taquicardia, vértigos, mareos, etc.

Esto sucede con valores cercanos a los 50 ug/l de sangre. Cuando se superan estos valores y se acercan a los 60 ug/l de sangre aparecen afectaciones neurológicas graves como la encefalopatía y por encima de los 80 ug/l de sangre también se pueden ver afectados los órganos digestivos con graves trastornos.

 El hígado y los riñones también sufren considerablemente por este tipo de intoxicaciones. Las vías principales de intoxicación son las actividades profesionales relacionadas con este metal. Según Wikipedia un estudio realizado en mayo de 20007 por el consultor económico Rick Nevin demostró que de un 65% a 90% de los crímenes violentos realizados en Estados Unidos tienen como causa la exposición al plomo. 

En el 2007, Nevin demostró, en un nuevo estudio, que la exposición al plomo (tomando el nivel en sangre de plomo) por parte de un 60% de los niños y adolescentes conlleva un bajo nivel de coeficiente intelectual, carácter agresivo y antisocial con tendencia a lo criminal.

Estos estudios fueron realizados a lo largo de varios años y en 9 países diferentes; siendo discutidos por el Washington Post en julio de ese año.También llamó la atención del científico político de Darthmouth, el Dr. Roger D. Masters quien junto a otros científicos de envergadura internacional apoyan los estudios realizados por Nevin.

Actualmente las legislaciones sanitarias han obligado desde hace bastantes años a la sustitución de estos materiales por otros menos peligrosos.

Pero, aún, otras actividades pueden representar una vía de intoxicación, como pueda ser la manipulación de plomos como lastres de pesca, submarinismo, mantenimiento de baterías, fontanería y, por supuesto, la manipulación de proyectiles de plomo y el uso de armas de fuego.

 

 

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